sábado, 17 de septiembre de 2022

Por si el verano no regresa

Y por si el verano no regresa, me gustaría dejar claro que me he dado cuenta de que es al final cuando realmente ves que todas esas risas interminables, esos besos que no se desgastan y esos sitios donde el cielo mece el sol en una cuna naranja, eran lo que de verdad hacía que los días pasaran como las hojas se caen al acabar el verano. Esas noches en las que mirabas arriba y veías las estrellas sonreír, esos días en los que tu piel se oscurecía tras horas bajo el sol o esas tardes en las que no te cansabas de luchar contra las olas, era ahí donde querías quedarte para siempre. Dejar que el calor te diera los buenos días y que tu pijama tan solo sea esa camiseta solitaria que abandonaste en el cajón. Hablar, contar algo increíble queriendo que las palabras escapen de ti como si tu vida dependiera de ello y dejarte llevar por los planes improvisados que han surgido en ese último instante indeciso. Cantar esa canción especial a todo pulmón en la calle habitada por el olvido o bailar en esa esquina escondida que todos ignoran cuando pasan. Conversar de madrugada contigo mismo sobre esas cosas que nunca te has atrevido a aceptar. Que llegue ese último domingo en el que no importa que lo sea y sentir una sensación de vacío, como si toda la intensidad de tu alma se hubiera extinguido hasta el año que viene.
Y sin querer, cada año, el verano se lleva un pequeño trozo de mi corazón, porque a pesar de regalarte un sentimiento de felicidad permanente, al final te das cuenta de que se ha acabado y ha sido como todo lo demás, tan efímero como la vida misma.