1.UN PRINCIPIO TRISTE
Me llamo Mara y soy una perra bretona, nosotros
los bretones solemos ser marrones, con un olfato e intuición infalible. Nos
encanta correr y como somos perros de caza, cazar perdices, conejos y liebres.
Debéis saber que cada perro tiene su propia
historia, la mía tiene de todo, tristeza y amor. Yo nací el ocho de febrero del
2015 en una finca de un cazador, junto a mí vivían muchos perros más, así que
no recibíamos mucha comida. Un buen día mi dueño me juntó con otro bretón y
tuvimos cachorritos, a los que quería mucho, pero unas horas después de
tenerlos el cazador me cogió y me llevó al campo, pensé que era para cazar
liebres, pero cuando se marchó sin mí entendí que me había abandonado.
Me sentía traicionada y alejada de mis pequeños
cachorros, así que decidí echar a andar. No sé cuánto tiempo anduve, pero a mí
me parecieron horas y horas, hasta que intenté cruzar una carretera que me
cortaba el paso y en ese momento vi las luces de unos focos a punto de
atropellar mi débil cuerpo, puesto que no tenía fuerzas suficientes para
reaccionar. Entonces los focos pararon y de aquel extraño aparato salió una
mujer y me recogió, después los dos entramos en aquel aparato y comprendí que
era el coche de una pareja que había tenido la gran bondad de recoger a una
pobre perra a punto de fallecer en la carretera. Cuando llegamos a su acogedora
casita vi que tenían tres perros más y estuve allí cosa de tres semanas, pero
un día, por lo que entendí, me dijeron que me tenían que llevar a la perrera,
puesto que no podían cargar con un animal más.
Dos semanas después me encontraba rodeada de
furiosos perros más mayores que yo que me robaban la comida y me hacían daño.
Yo estaba muy delgada, pues apenas comía ni bebía nada y me limitaba estar en
mi especie de celda y jugar con algunas de las personas que venían a adoptar
perros o perras, pero a mí nunca me elegían.
2. MI VIDA VA MEJORANDO
Unos meses después me llevaron a un sitio en el
que me durmieron y según escuché me habían operado. Cuando acabaron me enviaron
a casa de una mujer que tenía dos perros y me educó de forma que podía hacer
cualquier cosa que hace un perro: subir al coche y sentarme, en casa no ladrar,
dar la pata y jugar sin a hacer daño. Yo estaba feliz como una perdiz, con mis nuevos
amigos y mi dueña, que por cierto me ayudó a engordar un poco. Ella me compró
unos juguetes y con ellos jugaba todos los días.
Una vez mi dueña nos llevó a un sitio donde
había un montón de árboles, piedras, naturaleza, campo… ¡y eso era precisamente
lo que me encanta! Solo que andando ella nos soltó y mi amigo Rocky y yo nos
perdimos entre la gran espesura de hojas, nos asustamos un montón y como no
encontrábamos a nuestra apreciada dueña tuvimos que dormir entre dos piedras.
Antes de poder caer dormida, pensé que si ya me habían abandonado una vez lo
podían volver a hacer, pero estaba totalmente equivocada pues por la mañana
Rocky y yo olfateamos a la dueña y ¡la encontramos! Así que no nos había
abandonado como aquel cruel cazador sin escrúpulos.
Pasaron las semanas, las dulces semanas y mi
dueña me llevó a una casa de la que yo no conocía ni una pizca, por lo que
comprendí que la casa de mi dueña era una casa de acogida para perros enfermos
y yo había estado operada, necesitaba
recuperarme y que mi herida cicatrizara con el tiempo. Además vi como mi
antigua dueña temporal me había dejado con mucha pena, así que no me había
abandonado e intenté seguir adelante con mi vida acompañada de mis nuevos y
simpáticos dueños.
Después de dejarme allí mi dueña se marchó y
entendí que mis nuevos dueños serían el niño y el hombre, con los nombres David
y Ángel que acababa de conocer y que me condujeron a un patio en el que estuve
jugando con David.
Pero ahí no acababan las sorpresas, pues unas
horas después conocí también a una niñita muy dulce llamada Sofía que se portó
genial conmigo y después conocí a una mujer muy severa, su nombre era Celia y
yo notaba que me quería, pero era muy estricta. Me sacaron al patio y me lo
tomé a modo de castigo así que empecé a llorar, se ve que ellos sintieron pena,
pues me sacaron, me acariciaron y me dieron comida y bebida.
Después de haber comido me indicaron que me
tumbara en una blandita cama que todavía me tumbo día a día y les obedecí, en
las siguientes semanas me lo pasé como nunca ya que me dejaban realizar mi gran
pasión, correr libremente por los verdes campos y jugar con una gran amiga que
conocí hace tiempo, ella se llama Noa y es una hembra como yo.
3.SOY CAMPEONA DE VARIAS
CARRERAS
Un día cualquiera de mi vida, mis dueños Ángel
y Sofía me montaron en su coche y me lo pase genial, pues me encanta ir en
coche, ¡es alucinante! Me llevaron a un sitio al aire libre donde había muchos
perros, pero yo no sabía lo que íbamos a hacer, Sofía de daba galletas y Ángel
me daba ánimos. Entonces nos juntamos en un punto la mayoría de los perros que
había con sus dueños y cuando sonó un pitido Ángel salió corriendo y tirando de
mí, así que yo también empecé a correr como una loca y tiraba y tiraba de
Ángel. Al acabar esa especie de carrera nos tuvimos que subir a un podio, se ve
que habíamos quedado los segundos, pero después hubo otra carrera y participé
con Sofía y quedamos las terceras. Vieron que eso me gustaba así que ellos
decidieron llevarme a más y todavía me llevan, me encanta correr.
Algo que me gusta mucho hacer es salir con
Celia, (mi dueña severa) a un campo en el que ella va andando y a mí me suelta
para que pueda correr y ahuyentar a las perdices, algunas veces vienen con
nosotras David, Sofía o Ángel.
4. UN GRAN FINAL
Una vez, en San Marcos, una fiesta muy popular
en mi pueblo, nos fuimos al campo a hacer un picnic. Primero comí varias
galletas y bebí mucha agua porque habíamos estado andando mucho y estaba
sedienta. Después Sofía y David empezaron a lanzarme mi pelota azul favorita
para que yo la cogiera y ellos me la intentaran quitar.
¡Nos lo estábamos pasando de miedo! Pensé que
ojalá se repitiera todos los años.
Hasta que Celia y Ángel nos llamaron, fuimos y
preguntaron a Sofía que donde se encontraba David. Entonces Sofía y yo nos
dimos cuenta de que se había marchado sin avisar y no nos habíamos ni enterado.
Ellos empezaron a buscarlo como locos, mientras
que yo intentaba rastrear por donde se había ido, pero era dificilísimo
encontrar su olor puesto que había montones de plantas con distintos aromas.
Entonces oí un pequeño sollozo, levanté las orejas y se me quedaron de punta,
mis dueños me vieron salir corriendo hacía un árbol y salieron detrás de mí
gritándome que a donde iba.
Cuando estuve donde había oído el pequeño
sollozo vi a David sentado en la copa del árbol y con algunos rasguños, pues
enfrente, en el suelo había un perro que lo amenazaba ladrándole como un loco.
Sin pensarlo si quiera me atreví a abalanzarme sobre el perro que amenazaba a
mi fiel dueño y amigo, conseguí que saliera huyendo y salvar a David.
Una vez en casa ellos me llenaron de caricias y
me agradecieron un montón lo que había hecho por ellos, sobre todo David. Y
ahora sigo queriendo eternamente a mi familia.
¡Espero que os haya gustado mucho mi mini libro!
Hablad de el a mucha gente para que lo pueda leer.